NAVEGANDO POR EL RIO ESMERALDAS |
UNA VIVIENDA DE CHURA. |
PUERTO FLUVIAL DE VICHE: PASAJEROS QUE VIENEN Y SE VAN. |
NIÑOS DE LA ESCUELA ANGELO PARTY, DE CHURA. |
EL MEDICO ESPERADO POR MADRES DE FAMILIA Y SUS NIÑOS |
DIRECTIVA DEL CLUB DE COMUNICACION DEL COLEGIO DE CHURA |
MAESTROS RETEORNANDO DE SUS ESCUELAS EN SECTORES JUNTO AL RIO ESMERALDAS |
EL MOTORISTA JAINER EN EL VIAJE DE IDA A CHURA |
El encuentro fortuito con el
amigo Ernesto Intriago antes del viaje a Chura fue fundamental. Nosotros de
paso a Santo Domingo, él con rumbo a Quinindé. “Nada es un accidente”, todo ha
resultado perfectamente conectado. Fue el comienzo para conocer un mundo mágico
de selva y agua, de pescadores y hombres y mujeres del campo y del río. El
pequeño puerto fluvial es a ratos un hervidero de gente que viene y que va. Se
camina por una calle estrecha y se vive un mundo completamente diferente. Posteriormente
una noche recorrimos con Ernesto el otrora pueblito de Atacames, que hoy en
nada se parece al balneario de naturaleza viva de 30 años atrás. Ahora está
lleno de hoteles, discotecas, edificios altos, negocios, calles, avenidas y
gentío, producto del atractivo que generan la playa y el mar. Cuánto ha
proveído y sigue proveyendo el inmenso océano, que parece inagotable, pero que
según los expertos no lo es. Lo cierto es que de día, de noche y a toda hora la
gente por miles consume productos en esa parte de la Costa y en todo el mundo.
El
puerto de Viche es un mundo mágico
En el pequeño puerto de Viche
se inicia la nueva aventura. El motorista Jainer nos conducirá en su canoa de
14 metros con motor por el río Viche hasta su desembocadura en el río
Esmeraldas con un ancho aproximado de 200 a 250 metros. La lancha tiene una
capacidad para 20 pasajeros pero esta vez apenas vamos cuatro. A partir del
referido puerto fluvial vamos contra corriente hasta Chura, hay doce kilómetros
y se emplea el tiempo de una hora. Toca en el trayecto preguntar y observar la
vegetación de las riberas: los chiparos, dice Ernesto, son como una muralla
natural con sus raíces; se ve higuerón, caña brava que sirve para hacer cercas
y gallineros; guadúas a cada paso, el árbol de yarumo. Después de Chura se
puede navegar todavía varias horas y ver una cantidad de poblados en la orilla.
Se observa que la tala de árboles prosigue desde lo más interno del bosque, hay
puntos en donde están listos los tablones y tablas para ser llevados al
comercio.
Cuando
llueve “se achica la canoa”
Cuando llueve, dice nuestro
guía Ernesto, no importa porque “se achica a la canoa”, es decir se saca el
agua con algún objeto y la gente continúa el viaje aunque sea mojada. El
pajarito muy conocido en los valles serranos con el nombre de “chilalo” u
hornero, canta a lo lejos, lo llaman chicao o cacique. No sé si será el mismo o
una variedad. No lo puedo ver de cerca. Al fin llegamos al “puerto”, bajamos y
subimos para conocer el pequeño caserío, y lo primero que se ve es el Centro Educativo
“Ángelo Patry” con cerca de 130 estudiantes. Antes de entrevistarnos con la
directora y los alumnos, Bárbara, una mujer de por allí acaba de cruzar el río
en nuestra canoa y va hacia adentro “tres horas a caballo y a veces con el lodo
hasta las rodillas”.
El
río Esmeraldas es muy rico
Nos cuentan que el río
Esmeraldas es muy rico en peces: la guaña, un pez primitivo con carcasa, “que es
un manjar”, dice alguien. Pero, en el río lavaban los recipientes para fumigar
y lo envenenaban, matando los peces, cuenta un hombre. Otras variedades son el
cubo, como una corvina de agua dulce, “que es una delicia”; el robalo de hasta
30 libras; barbudos, sábalo, lisa; hay bagres enormes; hay lagartos hasta de
cuatro metros, nutrias, tortugas, de todo, y se pesca con atarraya o con caña. La
profundidad del río Esmeraldas por allí es de 15 metros. De Chura a Viche
también hay una carretera de 10.4 km., pero para el turista es recomendable
navegar.
Nos
enteramos de algunas cosas
En el camino nos enteramos
de algunas cosas, por ejemplo, el maestro José Zambrano viene de su escuela
“Jaime Roldós”, caminando dos horas y media “hasta cuando se hunden las botas”
y llega el sitio para tomar la canoa, tiene 24 años y gana 300 dólares, pasa de
lunes a viernes en el lugar. María viene de lejos y le recoge la canoa, le
acompaña su hijo Pedro, viene del punto de Amazonas, de una reunión con el
Seguro Social Campesino; Hermicia Bagüí arriba de la comunidad de Sande, dice
(¿no será Sándes, por el héroe de la batalla del Portete?), caminando dos
horas, tiene 24 años y su escuela todos los grados con una sola aula, una cancha
de lodo y los caminos malos; “cuando sale se entierra con el caballo”.
Conocer
Cuenca es un sueño
En Chura varias mujeres con
niños de brazos esperan al médico. El se llama Ivo Moreno, viene una vez por
semana y en ocasiones no se alcanza, ni puede atender a todas las madres. “Tengo
que volver la próxima semana”, dice una madre con sus dos pequeños niños que se
apresta junto con nosotros a viajar en la próxima canoa. El local escolar en
Chura es nuevo y los alumnos si están bien atendidos. Ahora, la directora Mary
Cuero Bennet, acepta nuestra presencia y explicación sobre objetivos que
expresamos. Luego reunimos a los niños para una foto y después a los de colegio
para conformar el Club. Les gusta la idea e inclusive la posibilidad de
realizar varias actividades como talleres, encuentro con otros clubes,
excursiones para cocinar verde, comer pescado y tomar jugo de naranjas, ir a
una radio y hablar, y una gira a Cuenca para el mes de noviembre. Con esto
último, se escucha un verdadero clamor, parece que estoy soñando me dice una
chica de 15 años.
César Pinos Espinoza
www.proyectoclubesdecomunicacion.blogspot.com
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