lunes, 16 de julio de 2012

La Hostería Genovia y el pueblo de Mataje


RÍO MATAJE Y VIVIENDAS. LUGAR APACIBLE Y HERMOSO.

CANOAS PARA EL TRANSPORTE ENTRE COMUNIDADES RIBEREÑAS.

EMPLEADOS DE LA CASA DE LA CULTURA EN ESMERALDAS MUESTRAN LAS VIRTUDES DE SU TIERRA.

CHICA ESMERALDEÑA.

ILIANA ROMERO, DUEÑA DE LA HOSTERÍA GENOVIA

ILIANA Y MIRIAN ANGULO NOS ACOMPAÑAN EN EL RECORRIDO DE LA HOSTERÍA

ESMERALDAS TIENE HOY LAS MEJORES CARRETERAS PERO EL MISMO TRANSPORTE DE SIEMPRE.

OTRA TOMA DEL RÍO MATAJE Y VIVIENDAS ALEDAÑAS.

A las diez de la mañana en San Lorenzo el calor es abrazador. Con Mirian, nuestra guía del Departamento de Turismo nos dirigimos con rumbo a la Hostería Genovia localizada no muy lejos del centro de la ciudad. Ella no para de mostrarnos los lugares más interesantes y atractivos de su tierra, destinos turísticos que en cantidades existen en esa parte de la provincia verde. Se suma Iliana Romero, una chica manabita que conjuntamente con su esposo han iniciado este proyecto múltiple que se materializa cada día. En el auto de William Álava ascendemos a una pequeña colina desde donde se divisa un espectacular panorama de extensa naturaleza rodeada de vegetación. Llegamos a la parte más alta y en uno de los aposentos de la Hostería descansamos y conversamos. La anfitriona manifiesta que disponen de espacios para todo tipo de actividades: deportes, caminatas, hospedaje, alimentación, recreación, eventos, observación de especies naturales, en fin, de todo, ni el atractivo del motociclismo está fuera, allí muestra grandes afiches que invitan a eventos que pueden realizarse y se llevan a cabo inclusive a nivel nacional.
La marimba y el baile no pueden faltar
Proseguimos por otros lugares del cantón y a cada paso, todo llama la atención: la gente de raza negra, su vestimenta vistosa, la alegría y bullanguería de los jóvenes, las chicas que salen de sus colegios y el ambiente como de fiesta en cada momento. En la Hostería El Pedregal presentan un acto cultural de danza típica de la zona, algunas autoridades se han dado cita y es para nosotros la oportunidad de dialogar con la gente y admirar sus habilidades artísticas. Una chica morena nos invita a bailar la música de la marimba, luego a comer un sabroso plato típico, y así, algunos apuros y momentos que no constaban en la agenda pero que suelen ser parte de estas aventuras. Cada momento conocemos más de estos pueblos, nos falta hablar de otros puntos turísticos, del sector portuario, del tren y la historia de su llegada al mismísimo muelle, de lo bonito que está quedando todo ese sector; de la vieja y abandonada casa del pintor Endara Crown, es decir de muchas cosas que ofrece esta bella como desconocida tierra ecuatoriana.
Tomamos la ruta hacia la frontera en Mataje
En un momento del siguiente día resolvemos intentar la aventura de conocer el pueblo de Mataje, ya en los mismos límites con Colombia. Siempre la curiosidad nos mueve. Ahora nos dirigimos en auto por una carretera que nos parece interminable y de grueso lastre. Por seguridad, para no extraviarnos, preguntamos a un hombre en la carretera si estamos en la ruta correcta, dice que sí y que lo llevemos para indicarnos; nos pareció una imprudencia porque era un campesino desconocido y cualquier cosa podía suceder. Nos habló de cierto peligro de la vía porque pueden producirse asaltos, aunque esto es más factible en la noche; nos ofrece un vaso de la gaseosa de una botella que lleva, pero gentilmente le agradecemos sin aceptarle porque a la mente enseguida acude lo que se ve en la televisión; el hombre se queda en el camino y continuamos porque según él, ya faltaba muy poco para llegar al río y pueblo de Mataje.
Un rápido recorrido por el lugar
Toda esa zona es completamente verde y la vimos desolada, hasta llegar por fin a un retén con palo y cadenas que decía ¡Alto!, aquí no más. Surgen de pronto dos militares armados y equipados que nos piden papeles y motivos de nuestra presencia en esos lugares. Solucionado el impase y revisado el auto, por si acaso armas, nos dan el tiempo de media hora para estar en el límite y volver. Entonces comenzó a llover y todo tuvimos que hacer apresuradamente, fotografías, observaciones y descripciones. El río Mataje corre lentamente, con un ancho de unos 150 metros y un bajo fondo. Unas pocas casas de madera hacia uno y otro lado de la frontera, unos jóvenes que juegan en una cancha del lado ecuatoriano y el silencio, son las características que observamos. Nuestro pasajero fortuito dijo que a veces pasan chicas colombianas hacia nuestro territorio y que son requeridas para servicios personales. Misterioso el lugar y no apto para estar tranquilos. Pero vemos que intentan construir un puente que sería internacional y de seguro cambiarían las cosas porque implicaría movimiento, aduanas, control militar y policial, y alejaría el peligro del que hablan en esa zona en cuanto a tráfico de drogas y presencia de guerrilleros.
Awás, Chachis y Afroecuatorianos
Algo muy interesante de la zona oriental de San Lorenzo es la Reserva Étnica y Natural de los Awá, según dicen, últimos descendientes de los primeros aborígenes de esa región; ellos mantienen sus tradiciones culturales dentro de una exuberante vegetación de bosques, llanuras y una montaña caracterizada por su flora y fauna, donde se puede observar gran variedad de aves, propias del lugar. Los Awá son hábiles pescadores y cazadores, cultivan preferentemente plátano, caña de azúcar y yuca. Son alrededor de 13 mil habitantes, de los cuales cerca de 3 mil se encuentra en territorio ecuatoriano. Su área es binacional con un total de 5.800 km2, de los cuales 1100 km2 son de los Awá. Hablan el Awapit, de la familia lingüística Chibcha. El territorio Awá está habitado por tres grupos étnicos: los Awá, los Chachis y los grupos Afro-Ecuatorianos, todos distribuidos en 18 comunidades que conforman la Federación de Comunidades Awá del Ecuador.
Es poco lo que exponemos y es mucho lo que ofrece la tierra esmeraldeña: tradiciones, costumbres, historia, paisajes hermosos, ríos navegables, y, contrariamente a lo que exagera la prensa nacional, se respira un ambiente pacífico e interesante. Por eso, vale conocer San Lorenzo, rincón escondido y bello de nuestro territorio nacional.

César Pinos Espinoza
www.proyectoclubesdecomunicación.blogspot.com
 

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