Fue persistente y humilde la
invitación de Marco, un joven de Guaraynag, para que visitemos su comunidad,
hasta que el momento llegó. Guaraynag es una parroquia del cantón Paute,
ubicada en la margen izquierda del río de este nombre. Tiene una dilatada
historia pero sobre todo dispone de un presente muy significativo e
interesante, como para proyectarse a un futuro prometedor.
Una
inauguración humilde y solemne
Ese domingo la gente estaba
alegre y como de fiesta y en el parquecito comenzaba el movimiento, y mucho más,
luego de la salida de misa. De pronto asomaron los anfitriones: Marco, Santiago
y Carlos Solórzano, que junto a doña Eduviges Coyago, comenzaron los
preparativos para el recorrido. El objetivo de los anfitriones era conducirnos
junto con unas veinte personas a diversos lugares para conocer el potencial
turístico de la zona. Primero a la loma de Loropico, pero antes a una solemne
inauguración mediante un acto en el que se cantó el Himno Nacional y tomaron la
palabra los líderes, mientras en los intervalos un potente equipo de sonido nos
ponía la mejor y más motivadora música,
al estilo de los modernos merengueros y los ritmos de moda. Doña Eduviges tomó
la palabra y dijo que lo hacía en nombre de toda la comunidad para agradecer la
presencia nuestra y para mostrar los encantos naturales y los vestigios cañaris
e incas de hace muchísimo tiempo. Por su parte Horacio Valdez intervino y
motivó a la gente para que se constituya en guardiana de esos tesoros que hay
que promocionarlos.
Interesantes
testimonios del pasado
En verdad, en el lugar se
puede apreciar restos antiguos de muros, caminos y piedras talladas, que según
dicen los habitantes, pertenecen a sus ancestros cañaris, y que las piedras
talladas fueron dejadas en el lugar porque algo sucedió, fue la arremetida
española. Esas piedras estaban en tránsito hacia unas edificaciones de más
adentro, en Pindilig y Taday, que también quedaron a medio construir porque,
como dijo una mujer en el Perú, “anocheció en la mitad del día”, es decir, los
ibéricos habían matado a Atahualpa y todo el imperio se derrumbó. Los
conquistadores a partir de ese grave suceso comenzaron a invadir nuestro actual
territorio y todo lo que estaba en proceso se vino abajo. Han pasado desde
entonces 500 años y allí en Guaraynag reposan testimonios de una raza poderosa
e invencible por el tiempo, la Cañari, y posiblemente de la que arribó de
lejanas tierras peruanas, para establecerse apenas por menos de una centuria en
las nuestras.
Huellas
del camino hacia grandes urbes
La cinta tricolor que han
colocado junto a piedras talladas, emociona. Los habitantes de Guaraynag las
valoran hoy y quieren que todos las conozcan: por eso, cada uno de los que nos
acompañan se esmeran en indicarnos y en contar lo que también a ellos les
contaron cuando niños. Nos muestran el Inti Ñán bordeado de muros esporádicos
que alguna vez sirvió para el paso de jóvenes y poderosos atletas llamados
“chasquis”, conduciendo el correo sagrado del Señor Inca desde o hacia Quito,
desde o hacia Tomebamba, desde o hacia el Cusco, la capital imperial de gran
Tahuantinsuyo. Entonces gobernaba seguramente el paisano Huayna Cápac, que
según los más destacados cronistas e historiadores, fue el más poderoso y
célebre de los incas, de un imperio que comenzaba en el río Maule (actual
Chile), comprendía tierras argentinas, bolivianas, peruanas y ecuatorianas de
hoy, incluso hasta el río Angasmayo en Colombia.
El
hermoso Mirador de Loropico
Y la caravana prosigue hacia
Loropico, un mirador excepcional. Dicen que el nombre se debe a que visto el
lugar desde abajo se parece a un loro enorme. Desde esa pequeña terraza se
divisa la represa de Mazar y todo ese gran callejón natural tallado por el río
Paute con rumbo hacia la Amazonía. Hacia un extremo del mirador se halla un
hito, seguramente de cálculos y mediciones geográficas. Luego retornamos a la
parte alta y nos dirigimos a la cascada y “Fuente de los deseos”. Es un lugar
hermoso con una caída de agua pura y fresca y un hoyo por el que asoma una fuente
de agua de la cual todos bebemos, pero formulando un deseo, que según Santiago,
siempre se cumple. El mío se ha cumplido, ver nuevamente ese mundo de moras y joyapas
de mi niñez, flor de Cristo, salapas, galguayes, shiripes, del aromático ciprés
y de la rarísima orquídea mosquito. Por abajo, bien abajo, el río Dudas
arremete sonoro anunciando su llegada al caudaloso Paute.
El
atractivo del Baño del Inca
A continuación vamos al
“Baño del Inca”. Este lugar se encuentra muy cerca del pueblo de Guaraynag y en
verdad es un chorro de agua que brota no se sabe desde cuándo, pero una mujer
dice que lo conoce ya cuarenta años, sus padres y abuelos lo conocían y no
tiene idea de dónde proviene. El tiempo ha transcurrido raudo. Es hora de
retornar, los amigos anfitriones se esmeran en atendernos con una sabrosa
comida y la recomendación de que contemos a los cuatro vientos lo que hemos
visto. No puede ser de otra manera. Pero esto que es de ellos, que es nuestro,
de los ecuatorianos, debemos conocerlo, porque da vida, repara energías, es un
prodigio, un lugar de gente buena, sencilla e inteligente. Como muestra basta
un botón, Marco Solórzano, que jamás ha pasado por colegio alguno, escribe
lindos versos, compone canciones y hasta quiere editar un libro. Entonces queda
claro, la inteligencia la puso Dios en la mente de todos, en el fugaz instante
de nacer…
César Pinos Espinoza
www.proyectoclubesdecomunicacion.blogspot.com
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