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Estación de Sibambe |
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Una parada en Sibambe |
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Estación de Sibambe |
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Baajando a la Nariz del Diablo |
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Cambiando de dirección en la Nariz del Diablo. |
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Turistas en Sibambe |
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Sitio de la confluencia de los ríos Guasuntos y Alausí. |
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Turistas al pie de la Nariz del Diablo |
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Estación de Sibambe |
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Interior de un coche del tren. |
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Estación de Alausí. |
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Interior de un coche. |
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Son las ocho en punto de la
mañana y suena el poderoso pito de la locomotora que comienza a mover a tres
elegantes y vistosos coches llenos de pasajeros desde Alausí con destino a la
Nariz del Diablo y la estación de Sibambe. Dos turistas franceses, Oliver y
Carolina, procedentes de Marcella, nos cuentan ese momento sobre las
expectativas de su nueva experiencia y se muestran felices y serenos, vinieron
exclusivamente al Ecuador para visitar Quito, Cuenca, las playas de Manabí y
por supuesto gozar de este momento ferroviario del que ya se enteraron en
Europa.
Es
un viaje emocionante
Hemos pagado cada uno el precio
de 25 dólares, pero de largo, vale la pena. Niños, jóvenes menores de edad,
minusválidos y personas de la tercera edad pagan la mitad del pasaje. Esta vez
van tres coches modernos y cómodos, con un total de 90 pasajeros en su mayoría
extranjeros de Alemania, Australia, España, Francia, Argentina y EEUU. Un
escaso porcentaje de ecuatorianos participa en este viaje. Ya no se transporta
como hace unos años a los turistas en la cubierta del tren, es que, alguna vez
se produjo un accidente con un turista extranjero y las reglas desde entonces
han cambiado. Ahora los coches son panorámicos, tiene amplias ventanas y se
puede divisar todo desde el interior. Un joven guía toma un micrófono, da la
bienvenida y durante todo el trayecto informa cada detalle del tren, su
historia y los lugares que se atraviesa. El viaje es muy emocionante y la
mayoría de ocupantes desde el comienzo hacen funcionar sus cámaras y evidencian
su alegría y curiosidad. La máquina comienza a bajar lentamente a unos 30km /
hora y es oportunidad de entender esta magna obra iniciada hace más de cien
años. Una campana típica suena y como hace mucho tiempo, de las ventanas y
puertas de las casas cercanas a la estación las personas nos dan el adiós, y
creo que más de un viejito, recordará con nostalgia los emocionantes, buenos y
malos momentos del primer cuarto del siglo anterior, cuando el tren pasaba muy
a menudo trayendo o llevando gente, y los extraños pasajeros de la costa con
los ojos desorbitados miraban a las personas que los recibían con alegría en
los inicios de la sierra ecuatoriana.
Por
allí afloran los recuerdos de un pasado lejano.
Paúl es nuestro guía. La
altitud en Alausí es de 2.347 msnm. Descenderemos hasta Sibambe que se
encuentra a 1300 msnm. Los personajes centrales y responsables de la seguridad
y bienestar de los turistas son: el conductor, el brequero y el fogonero,
además el personal de turismo y de atención a los pasajeros. El guía explica
algunos aspectos relacionados con la empresa ferroviaria del Estado, algo de
historia, los buenos y malos momentos, los sitios por donde pasamos y en cuanto
al servicio que dentro de muy poco se brindará a nivel nacional, uniendo a
Guayaquil con Quito y otras ciudades como Riobamba, Ambato, Latacunga y
poblaciones intermedias tanto en la sierra como en la costa. Esta novedad no
deja de emocionarnos, pues volvemos, pero en otras circunstancias, por esta
ruta increíble como hace 30 años o más, cuando en aquella oportunidad inclusive
a partir de Sibambe llegamos a Cuenca en 15 horas de viaje. Por allí los
recuerdos están presentes: durmientes viejas de madera amontonadas, tanques
antiguos llamados chimbuzos para el abastecimiento de agua de las máquinas a
vapor y por supuesto a través del mismo y antiguo trazado de la vía,
prácticamente pegado a la pared de la roca, como para confirmar que en verdad
ha sido y es “el tren más difícil del mundo”. Vienen enseguida a la mente los
nombres de personajes como Archer y John Harman, de Edward Morley, de los
jamaiquinos sacrificados no inútilmente, de la famosa empresa Guayaquil &
Quito Rail Co., y como no puede ser de otra manera, de Don Eloy Alfaro, Héroe
Nacional, General de las Derrotas y físicamente derrotado el 28 de enero de
1912 en el panóptico y en las calles de Quito, después de ser transportado
desde Guayaquil en el tren que materializó sus sueños de unir a los
ecuatorianos.
“Esto
es colosal”, dijo un australiano.
El convoy desciende y
desciende. El guía nos habla de temas importantes: el clima, el temporal en
determinadas épocas, el cañón del río Alausí que bordeamos, la desaparición del
cóndor desde hace años a causa del ruido, de las comunidades indígenas, de las
fiestas y ferias de San Pedro de Alausí, las lagunas de Osogoche y la muerte de
los cuvivís, aves migratorias que llegan del norte del continente, de los
sueños de nuestra patria para un mundo mejor y la búsqueda de la felicidad de
los ecuatorianos. Llega el momento emocionante de pasar literalmente pegados a
la pared de la peña, apenas con un pequeño espacio para el tránsito de la
pesada máquina, luego el término de las rieles y el descenso en reversa por un
tramo de 300 metros casi hasta el nivel del río, para de allí, con los cambios
que realizan en la línea los ferroviarios, nuevamente ir de frente bajando un
poco más hasta llegar en la Estación de Sibambe. Ha culminado el descenso y
unos metros más allá todos bajamos para tomar fotos y divisar claramente la
famosa Nariz. Los extranjeros comentan alegres y
emocionados sobre la experiencia que están viviendo. Para una pareja de
australianos “esto es colosal” y unos esposos alemanes no caben de contento, se
veía en sus rostros la admiración y la felicidad; para algunos posiblemente
como vivencia exclusiva, única y última. Luego un buen refrigerio cortesía de
la empresa, enseguida subiendo unas gradas la visita al “Cóndor puñuna” o
centro de interpretación, en donde se explica los detalles de la construcción
del tren, una demostración de danza típica por parte de chicas y chicos de
comunidades indígenas cercanas y el retorno, para seguir comentando y
recomendar. Esta obra es maravillosa, es nuestra y solamente hace falta que la
conozcan y recorran el mayor número posible de compatriotas.
César Pinos Espinoza
www.proyectoclubesdecomunicacion.blogspot.com
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