He vuelto a Shumiral un año
después de la última visita, y a sus confines llenos de oro, contaminación y
desorden: San Gerardo, San Juan de Naranjillas, El Progreso, San Jacinto de
Iñán y otros caseríos, después de 15 años. Ese lapso es de considerar, pero en
relación a los pueblos nombrados, no es nada, muy poco han significado esos
años para su progreso, porque el hecho de haber más casas --- de colores y gustos
muy diversos— no es necesariamente progreso, y es más, puede significar,
aumento de problemas y gasto inútil de dinero, sobre todo tratándose de una
zona muy rica en oro e importante en el país.
Los
amigos Guaycha
Llego a Shumiral y no me
impresiona nada, tengo eso sí, la gran satisfacción de visitar a la familia
Guaycha, recibiendo también su abrazo y aprecio sincero, como siempre que he
ido. Las calles de esa pequeña y cálida urbe no cambian de aspecto ni con el
paso de los años. Vemos baches por todas partes, cobertura de tierra, no cuentan
con un proyecto de asfaltado, peor de hormigonado, pues no existe canalización
ni agua potable, salvo la tradicional agua entubada, y a nuestro entender, con
algún tratamiento, pero nada más. No se ve un ordenamiento urbano armónico,
aceras ni bordillos, tampoco una organización para ventas y comercio.
Minas
y mineros
Shumiral tiene cerca de
cinco mil habitantes, un colegio mixto y una unidad educativa, y múltiples
recintos en los cuales habitan centenares de hombres y mujeres que viven principalmente
de la minería y un poco de la agricultura y ganadería. A partir del centro
urbano están regadas muchas concesiones mineras en las cuales trabajan
centenares de personas del lugar y de otros puntos del país, también un buen
número de peruanos. Dicen que el Estado ejerce un control sobre las empresas
mineras para evitar la contaminación de las aguas, pero ya existen lugares en
los cuales es prácticamente imposible el control porque los dueños de terrenos
realizan excavaciones donde creen que existe el metal precioso y eso es difícil
precisar en una montaña muy tupida y de complicado acceso. Sin embargo, ya se
observa puntos claros en la selva, señal de deforestación para objetivos
ganaderos y construcción de campamentos. A veces, algunos moradores excavan y
cuando encuentran algo las mineras fuertes les compran los derechos y los sacan
de su intento. Vehículos 4 x 4 se ve en todo momento, lo cual significa que hay
mineros exitosos, mientras también a la inversa, gente que se queja que le va
mal y que más bien esa ocupación les ha traído grandes pérdidas económicas.
Por
lugares desde hace 15 años
El ascenso de Shumiral a San
Gerardo está lleno de curvas en una vía lodosa a causa de las últimas lluvias.
Por allí se ubican varios consorcios mineros hasta llegar a La Unión, pequeño
caserío que por razón de la búsqueda del metal precioso ha asomado hace
poco. En una hora y 15 minutos llegamos
a San Gerardo. Vemos algún movimiento, todo los habitantes hacen algo, unos
tienen sus negocios, otros están de paso, los estudiantes de la Unidad
Educativa “5 de Junio” (es justamente el Día del Liberalismo) están en sus
labores con Dolores Balseca a la cabeza, poca gente en las irregulares y
lodosas calles, una cancha múltiple solitaria, los jóvenes vendrán por la tarde
a jugar voley o indor. La ranchera me ha dejado para dirigirse a otro lugar,
debo buscar una camioneta de alquiler para que me lleve a Naranjillas por diez
dólares. Esperando dos horas consigo un vehículo que me conduce a ese pueblo de
pocas casas y luego a El Progreso, que mal lo lleva su nombre. Aquí unas
mujeres han despostado un cerdo y venden la carne y cáscara a los que pasan,
esas mujeres conforman una Asociación. A continuación proseguimos con dirección
a San Jacinto de Iñán, la vía es un desastre. Otras comunidades que conocimos
hace varios años, tales como Guaguacorral, Tenguelillo, Duco y Pucul no están
en la ruta y se nos hace difícil porque el alquiler de la camioneta sale muy
caro.
Ojalá
dentro de unos años
Confieso que no hay más qué
ver en estos lugares ni más qué admirar, eso sí, representan un gran potencial
turístico, pero por el apego al oro, los habitantes tienen la mirada en otra
parte. La camioneta sigue y sigue de curva en curva, de lodazal en lodazal, ha
llovido bastante, y si se han puesto a meter maquinaria ese día para tratar de
arreglar la vía, más el paso de volquetas con material, ya nos podemos imaginar
el panorama. Ojalá haya sido sólo una impresión del momento. Así, llegamos a Iñán
y pasando pequeñas comunidades de pocas casas se arriba nuevamente a Shumiral.
Esperamos volver después de unos años para ver si la situación realmente ha
cambiado.
César Pinos Espinoza
cesarpinose@hotmail.com
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San Juan de Naranjillas |
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San Juan de Naranjillas. Al fondo la Escuela del lugar. |
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El Progreso |
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El Progreso |
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Vendiendo carne de cerdo en El Progreso. |
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San Jacinto de Iñán. |
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San Jacinto de Iñán. |
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Bajando hacia Shumiral |
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Una calle de Shumiral |
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Centro de Shumiral |
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Centro de San Gerardo |
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Estudiantes de la Unidad "5 de Junio", de San Gerardo. |
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Estudiantes de la Unidad Educativa "5 de Junio", de San Gerardo. |
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