martes, 26 de abril de 2011

Raid de Sevilla de Oro a Méndez y Gualaquiza











Raid de Sevilla de Oro a Méndez y Gualaquiza

A partir de Sevilla de Oro iniciamos un recorrido que hoy en nada se parece a lo que narran los antiguos. La penetración al Oriente por ese lugar comenzó a principios del siglo XX. Sin duda fue una verdadera odisea la del P. Albino del Curto, misionero salesiano oriundo de Italia, o de Sevilla de España, según otros, tal como lo narra en su libro “El Portal de la Amazonía” el P. Miguel Ulloa: “El P. Francisco Torka, relata que el 8 de mayo de 1916 el P. Albino del Curto con Juan Salazar y dos peones realizaron el viaje para iniciar una salida a El Pan o Palmas. El jíbaro Nahuincha se comprometió a guiarlos, con el pago de una escopeta de dos cañones”. Según el relato, el indígena acompañó a los expedicionarios hasta el río Shiro pero sin decir una sola palabra en determinado momento desapareció, igual los dos acompañantes blancos que esa misma noche se hicieron humo, mas, el joven Juan Salazar, de 18 años, dijo, “yo jamás le abandonaré hasta donde usted vaya”. Y continuaron. Abriéndose paso por la selva llegaron a Balcones, caminaron doce horas hasta las alturas de Chontal en una verdadera y tensa aventura.

María Auxiliadora les hizo el milagro

En su “Crónica de Indanza” diría más tarde el Padre Albino: “Ni las estepas de Siberia, ni las llanuras de Asia Central, ni los desiertos del África, ni las praderas de Australia, se encuentran tan segregadas del consorcio humano como la región de Méndez, que está situada solamente a 14 leguas del Azuay. Su soledad puede ser comparada tan solo con la soledad de los polos”. Los viajeros pasaron por los pajonales de Osorancho, se agotaron los víveres y las fuerzas. Dos días estuvieron sin comer. Se sustentaron de moras y joyapas, durmieron a la intemperie a cuatro mil doscientos metros de altura y cero grados de temperatura. Para rematar, al séptimo día sobrevino una tempestad que les dejó a punto de perecer, “caminaban como ebrios pero con la conciencia de estar vivos”. Dijo el misionero: “Recemos, María es la estrella de la mañana, la brújula de los caminantes”. De pronto el sol apareció. “Venga Padre, dijo Juan, aquí hay un costalillo colgado, parece contener víveres. Pues súbete y bájalo hombre; el costalillo contenía máchica, pan y mote. Era el octavo día, apenas habían llegado a Palmas. El Padre estaba cubierto de harapos y el muchacho herido y enfermo. Después continuarían a Méndez.

Ministros gloria y orgullo de la raza humana

Más tarde apareció en escena el Padre Juan Vigna, nativo de Checoslovaquia; traería la devoción al Niño de Praga, actualmente muy popular en esta zona y por cierto las virtudes del amor y el desinterés por las cosas temporales. La ruta hacia Copal sin duda fue también el camino transitado por el P. Carlos Crespi, hombre superior, aquel inolvidable y querido curita que regalaba caramelos a centenares de niños y les hacía ver películas de todo género gratuitamente y en el cofesionario leía los pecados y con una disimulada sonrisa interna se reía de ellos, por lo simples e ingenuos. ¡Qué curas aquellos! Sumergidos en su misión sagrada, sin afanes figurativos, sin poses ni trajes elegantes, con humildad, sin mentir, sin viajes pagados ni acompañantes “para hacer nuevas investigaciones”. Eran verdaderos adalides, a lomo de mula, tal como muestra una concepción escultórica muy original que reposa en Sevilla de Oro, representando al Padre Albino, religioso para sacarse el sombrero. Después llegarían también, Domingo Comín, Cayetano Tarruel y otros, gloria y orgullo de la raza humana.

Traer hijos al mundo y el Estado paga

La carretera de Sevilla a San Pablo desde hace tiempos se encuentra en pobres condiciones, pero hay esperanzas; dos centrales hidroeléctricas y una tercera en proyecto, aceleran una carretera de primera. A partir de San Pablo y con la técnica del momento se trabaja intensamente con pavimento rígido, estará lista en no más de tres meses. Se paga piso con una gran planta de procesamiento de materiales, segura contaminación del agua, deforestación y agresión a hermosas cascadas. Ojalá por lo menos la gente deje de matar a la gran bestia, osos de anteojos, venados, aves y otras preciosas especies animales. El túnel pasó a la historia, igual que el triste recuerdo de un mega-desastre que lo vimos en Bomboiza, del cual sólo queda una gran cruz. Luego viene el tramo de un asfalto bien hecho de hace años hasta llegar a Méndez, el cantón más caluroso. A partir de aquí las carreteras al norte y al sur son una “mesa de billar”, como nunca desde los inicios de la historia republicana. ¡Malagradecidos! Dijo alguien. ¿Por qué lo habrá dicho?

De aquí nos dirigimos a Limón. Sólo es censurable la conducta de quienes han desprendido y robado las pequeñas piezas luminosas que ayudan al tránsito nocturno; contamos más de doscientas. Por eso cabe decir, el aspecto educativo de la población “se encuentra en pañales”, hay mucho qué hacer, se requiere de eliminar falsos conceptos y erróneas actitudes que únicamente conducen al deterioro moral y humano de quienes merecen ser mejores: los jóvenes nativos se refugian en las botellas de cerveza, los líderes políticos mienten y confunden, y el alto índice de natalidad pone en peligro su propio ser, a cuenta de que --en relación a chicas encinta y seis o más hijos por pareja-- no importa, “porque el Estado paga”.

El Oriente no es un mito

Un enorme deslave en la ruta hacia Limón ha puesto en grave peligro a una comunidad, pero estudian la solución. Por fin arribamos a Limón o General Leónidas Plaza. Era hijo de José Buenaventura Plaza, un maestro de escuela, y de Alegría Gutiérrez de Cabiedes, descendiente de próceres colombianos, mujer hermosa y de facciones aristocráticas. En Charapotó el niño para ganarse la vida vendía chicha en las casas particulares e impedía que los borricos se comiesen el cacao recientemente cosechado y puesto a secar. Se casó con María Avelina Lasso Ascázubi, con quien procreó ocho hijos. Uno de ellos, Galo, fue también Presidente de Ecuador, nació en Nueva York, de niño vendía manzanas en esa ciudad, fue muy querido por los peones de su hacienda, famoso mediador de la ONU y Secretario General de la OEA. Pero un día dijo “el Oriente es un mito”.

El cerro Pan de Azúcar es impresionante

De Limón por un desvío en regulares condiciones pasamos a Plan del Milagro y desde allí con nueva carretera asfaltada se llega a San Juan Bosco, pueblo muy bonito y atractivo, con el nombre del célebre educador y escritor italiano del siglo XIX, de grata recordación en el suroriente ecuatoriano. A partir de aquí dos compañías están encargadas de la construcción de la carretera a Gualaquiza, trabajan pero se ve muy poco. Entendemos que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y Asfalvías, mostrarán verdaderos adelantos máximo en un par de meses, su prestigio está en juego, igual que otras empresas como Fopeca y H y H. Para saber qué hay de las denuncias sobre tráfico ilegal de combustibles y otras novedades, volveremos muy pronto. Desde San Juan Bosco se observa una belleza natural poco común, es el cerro Pan de Azúcar. Se encuentra a 2.000 msnm, su flanco oriental es casi vertical, parece inaccesible y hacia el sur es un ángulo de 60º, dicen que puede ser coronado por el lado opuesto, tiene montaña pura y virgen, de ver y no tocar. En el resto del trayecto la deforestación es alarmante, hay claros de pastos por todas partes, la gente se queja del peligro de la minería y la contaminación del agua, pero se sigue talando.

Tres vías de Gualaquiza hacia Cuenca

A partir de Gualaquiza existen tres caminos para ir a Cuenca: por la ruta ya indicada; por Chigüinda hacia Sígsig, con lastre de regular estado hasta Matanga, sube y sube, en un proyecto de excelente construcción que se ofrece para dentro de poco; y por el Plan de Milagro hacia La Virgen y Gualaceo, hoy en construcción y por el invierno en pésimas condiciones. Se trabaja intensamente pero siendo una de las rutas más difíciles, habrá que esperar por lo menos un año. De todo el raid que narramos, dos momentos para no olvidar: un deslave impresionante del sábado 10 que nos mantuvo atrapados 16 horas cerca de La Virgen a merced de las fuerzas naturales, y la fea y repetida impresión de un bus de Turismo Oriental con una llanta posterior lisa –la que logramos ver-- como que nadie controla o a nadie le importa las experiencias trágicas que cubren de sangre las carreteras ecuatorianas. Nuestra permanente tarea de viajar por las rutas del país nos permite evaluar el estado vial en el Ecuador; lo seguiremos haciendo para mostrar los aciertos y errores de este sistema fundamental para la vida de los pueblos, y para recomendar a los conciudadanos la placentera actividad de viajar, para conocer, y conociendo, amar más a nuestra Patria.

César Pinos Espinoza