domingo, 26 de junio de 2011

Agua Rica, comunidad perdida en la montaña.






Diario El Mercurio, de Cuenca. Domingo 26 de junio de 2011

Una de las rutas para llegar a Agua Rica es a partir de San Joaquín, por Soldados, Angas, San Antonio y San Gabriel de Chaucha. Desde Soldados se asciende por una carretera recién raspadita con maquinaria del Municipio de Cuenca. Se divisa los humedales y orígenes del río Yanuncay: frío intenso, paisaje nublado, bellas curiquingas y el agua que por esta vertiente corre a raudales. Más allá la laguna de Naple y la vertiente del Pacífico que alimenta al río Angas y desciende vertiginosamente con agua blanca y fría saludando a los poblados de San Antonio y San Gabriel de Chaucha.

“En Agua Rica no tenemos agua”

Desde Cuenca es un tránsito en bus durante tres horas, con música de Máximo Escaleras incluida. En Cedro empacamos los regalos de la Cooperativa “Ahorrista Solidario” y Lucho Saquinaula para los niños de Agua Rica, y luego de las promesas de Carlos Villegas, presidente de la Junta de Chaucha, emprendemos la marcha. Se han sumado a la caravana el teniente político Galo Urgilés, el médico Roberto Espinoza, la enfermera Dolores Cortés y por supuesto el maestro Ramiro Urgilés (22). Varios moradores de Agua Rica nos esperaban con siete acémilas; no utilizaré ninguna, me dije, al menos en el primer tramo de dos horas, porque decidí caminar hasta donde me acompañen las fuerzas. Respecto a Carlos Villegas un campesino me dijo en el camino, “ojalá no sea oferta de caballero”. Es que la comunidad necesita casi de todo, viven “porque Dios es grande” o como alguno dijo, “porque el aire es gratis”. Y aquí una paradoja: Una mujer expresó: “Nuestro pueblo se llama Agua Rica pero no tenemos ni agua”. Con eso queda dicho todo.

Para distraernos hablamos de los machos y las mulas

De paso, la escuelita fiscal de Cedro “Cornelio Hidalgo Castro”, tiene alrededor de 50 niños y niñas y una profesora, doña Ligia Laso, las condiciones de este centro no son envidiables, ni mucho menos, cuando deberían serlo. ¡Por Dios, por qué no se preocupan de los niños de estos lugares tan apartados! ¿Quiénes son los responsables? Alguien arriba quiere revolucionar la educación, pero está claro que no ayudan. Salimos a las 13h20. Llegaremos a nuestro destino a las 16h20, y eso porque me solicitan repetidas veces que cabalgue en la gran cuesta, de lo contrario habríamos llegado a la media noche. El pedregal, las subidas y bajadas, las quebradas y las “travesías”, nos agotaron por completo. Las mulas, animalitos fundamentales, son para ellos un tesoro. Pero al tránsito hay que hacerlo ameno, como a la vida en su camino. Al paso conversamos con Vinicio Encalada que luce una camiseta del Deportivo Cuenca, pero no hablamos de fútbol sino de mulas, burros y otros animales. Siempre tuve la curiosidad de saber cómo nacen el macho y la mula, seres tan fuertes. Son cruce de burro y yegua, me dicen. La mula y el macho no procrean, son estériles y es raro el cruce de caballo con burra. Al macho generalmente lo castran porque de lo contrario se hace bravo y agresivo, que puede hasta matar. Cuando el camino es muy difícil para un macho o una mula, quiere tumbarle al jinete y eso puede ser grave porque ya podemos imaginar una caída sobre las piedras, lo que en efecto me sucedió una vez en la ruta Tenguelillo, Guaguacorral, Pucul, Duco y San Jacinto de Iñán, por la parte occidental de Pucará, donde casi no va nadie y por supuesto los niños y los maestros, cuando los hay, están abandonados a su suerte. Volviendo a las mulas, don Juan dice que son estériles porque “una mula se comió la paja del pesebre del Niño en Belén y por eso Dios la castigó”. También se mezclan chivos con ovejas, aunque rara vez, acota el profesor Ramiro que nos acompaña pacientemente en el viaje.

Una alternativa, “morir en el intento”

A Agua Rica llegan canales peruanos de Tv y un poco Gamavisión y Teleamazonas. Por lo menos y como lo más valioso, tienen el servicio de luz y señal de celular, pero si alguien se enferma o sufre un accidente, existen dos posibilidades, o llevarlo en “chacana” hacia algún poblado por horas, o morirse en el intento, como no lo hizo cierto ex Presidente. Nuestros acompañantes conversan de varias cosas, de los animalitos que tienen, del cuchucho, la guatuza, la guallilla, y así, de todo un poco hasta el alivio de llegar a la punta del cerro que tiene una altitud de 1200 m.s.n.m. La gente desde una chocita nos mira con curiosidad, son pocos y lentamente van tomando confianza, los niños primero. La Escuela se llama “María Eugenia Gumanga Mangui”. Hablamos con la gente: esperan algo de Carlos Villegas y de Néstor Chapa, presidente de la junta de Molleturo, a donde pertenece el lugar. El niño René (11) dice que quisiera conocer otros sitios. Junto a nosotros están el joven Silverio, Miguel Sigua, Juan Chacho y el teniente Galo Urgilés (25) que nos cuenta sus vicisitudes como representante del Gobierno. Luego una frugal comida, las mujeres hacen lo que pueden en una choza que es la cocina, lo dan todo. Su esperanza se mantiene y hasta creen que nosotros podemos ser sus salvadores, lo cual nos complica la vida, pero recuerdo a Luther King: “Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano…" Ahora, como dicen, “hay que pasar la mala noche”. En la madrugada llueve torrencialmente por horas, hay goteras, nos mojamos, suelo frío…mala noche.

Se mueren de sed junto a la fuente

Al día siguiente en la choza pelan papas y zambo tierno y sacrifican un pollo. La Escuela tiene 16 niños pero en la comunidad viven 35, incluidos los bebés. Veo más mujeres que hombres y madres jóvenes con 3, 5, 7 niños. Es impredecible el futuro educativo de esos niños, a no ser que estén pensados para ayudar en el trabajo del campo, o como alguien dijo, para sustituir a los que se hacen jóvenes y se van. No saben lo que es un anticonceptivo. El agua traída desde lejos en chimbuzos no tiene cloro ni es tratada de ninguna manera. Etapa realizó un estudio en 2010, ofrecieron su ejecución para 2011, y según dijo un funcionario, será en 2012. Hasta mientras los niños y todos tienen que esperar, “muriéndose de sed junto a la fuente”. Nadie se conmueve. Las mujeres salen a San Gabriel, cabecera parroquial, cada mes. Carmen salió a los dos años. Sin saberlo quizás, hacen lo correcto, dan de lactar a sus niños hasta grandes. Un cilindro de gas lo compran en 3.5 dólares y de allí el trabajo de llevarlo en acémila por dos y tres horas de camino. En Agua Rica se produce de todo para consumo propio y hasta se pudre: caña, guineo, yuca, maní, papa china, café, y no hay como sacarlos al mercado, porque tendrían que viajar por horas con sus niños pequeñitos. En Tres Marías, comunidad vecina, hay 65 infantes. Lo más frecuente son las enfermedades por el agua y las afecciones de las vías respiratorias. El médico, risueño y comunicativo, ese día atendió a 40 niños y adultos.

Sembremos esperanzas para ver qué frutos dan

Las necesidades más urgentes son: el tumbado, puertas y ventanas para la Escuela de seis grados, pupitres, pizarrón y letrinas para los niños. Han ofrecido de Chaucha y Molleturo, pero…el que espera, desespera. En cuanto a la tubería para el agua, ofreció Etapa, y nada. Necesita unos sacos de cemento para adecentar su capilla, una letrina comunitaria, porque la que tienen es tenebrosa e indigna de una “revolución”. Carmen Ubaldina Encalada reclama la comida escolar y ojalá una aulita nueva y arreglos en la vieja. La colación escolar, los textos y los uniformes para los niños…están en camino. ¿Llegarán? No existen utensilios para preparar los alimentos, ni una cocina…“Nos piden que laboremos ocho horas diarias y no nos dan los alimentos”, dice el maestro Ramiro; pienso que es como querer que una ave vuele y cortarle las alas. El Director de Educación sabemos que se esfuerza, pero…no hay una buena respuesta; se requiere por lo menos de una computadora, una sirena, un equipo de sonido para poner música y cantar el Himno Nacional; no existe un botiquín de primeros auxilios, en fin, hace falta casi todo en este hermoso paraje serrano y costeño que merece, porque allí viven seres humanos ecuatorianos, una atención para una vida digna de estos habitantes, que genere amor y gratitud para la patria, tras décadas de ministerios que los han ignorado. Pero agradecen muy contentos por la visita del médico, aunque quisieran que fuera por lo menos cada mes. ¿Y un odontólogo? ¿Será tanta la dicha? Rosa y Guillermina también hablan, no sería difícil una “chica casita” para el profesor; la carretera desde Aguas Calientes, obra que corresponde a la Junta de Molleturo, la suplican. Nunca ha llegado nadie a sembrar esperanzas, dice una mujer. Decía La Martine: “Las revoluciones las hacen las repúblicas, el gobierno de los pueblos levantado en sus grandes experiencias sobre sí mismos”. En el caso que referimos ya es hora. Por eso los Encaladas, los Morochos, los Fajardos y los Siguas, junto con su joven maestro, creen que en verdad ya es hora de comenzar...

César Pinos Espinoza

cesarpinose@hotmail.com

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