jueves, 2 de diciembre de 2010

Zaruma festejó su Independencia



















El 26 de noviembre Zaruma celebró 190 años de su independencia política y lo hizo a su manera, con eventos artísticos, educativos, cívicos y sociales, sin excesos ni bullicio fuera de tono, como es costumbre en otras ciudades del Ecuador, e incluso con su Tercer Encuentro de Clubes de Comunicación Estudiantil con la asistencia de jóvenes de varios colegios de la región. Buena cosecha del Proyecto Clubes de Comunicación Estudiantil del Ecuador. Qué bien por la Sultana y primera capital histórica de la provincia de El Oro.

El oro para el rescate de Atahualpa

Zaruma tiene una larga historia que se remonta a épocas anteriores a la llegada de los incas. Los petroglifos regados por múltiples lugares de la zona dan cuenta de la presencia de artistas primitivos que plasmaron en las piedras su espíritu y mensajes para la posteridad, quizás antes de la era cristiana. Consta en el Boletín Informativo Bienal Patrimonio Orense, No. 1, de diciembre de 2007, que para celebrar la coronación del tomebambino Huayna Capac como rey del Tahuantinsuyo, “los Quitus, Cañaris y Chinchasullos ofrendaron al monarca dijes de Zaruma y del Chimchipe”, evidenciando ya la riqueza de sus minas, y del mismo modo cuando llevaron cargas de oro para el rescate de Atahualpa, en el fatídico 1533. La fundación de Alonso de Mercadillo fue en 1549, efímera, como sostiene González Suárez, pero, según aseguran, ya antes el capitán Salvador Román, principal descubridor del “Cerro de Oro y Villa de Zaruma”, la había ejecutado. La fundación definitiva fue en 1595, cuando la urbe es elevada a la categoría de Villa, con el nombre de “San Antonio del Cerro Rico de Zaruma”, siendo comisionado de la Corona el capitán Damián Meneses.

Amarillo, verde y rojo

Para la celebración del 26 de noviembre último, miles de personas se dieron cita a las calles Bolívar y Sucre con el fin de admirar y aplaudir el desfile estudiantil e institucional, en el cual lo más destacado fue la presencia de la juventud y la niñez, la gracia de las hermosas chicas de esa tierra y de la gallardía de los colegiales. El Tricolor Nacional y el amarillo, verde y rojo de la Bandera local dominaron el ambiente festivo, además de la música del “Zaruma Urco” que estremeció el espíritu de la enorme concurrencia.

Un auténtico y hermoso patrimonio

Zaruma está considerada como la urbe pequeña más hermosa del Ecuador, pero, adicionalmente, posee la virtud de contar con la gente más amable, cordial y sana, en un ambiente tranquilo y de muchos recuerdos de su extensa historia. El metal precioso no siempre ha sido buen compañero y consejero. La incalculable riqueza de las entrañas de esta tierra explotada desde hace centurias no se refleja en monumentales edificios de hormigón, sino en un patrimonio muy diferente y hermoso de trazado urbanístico y casas bellamente diseñadas que hoy llaman la atención a especialistas de todo el mundo. El metal se ha fugado a otros confines y por supuesto ha generado riquezas a empresarios, muchos de los cuales ahora solo son un tenue recuerdo. Las fotos antiguas guardadas por personas particulares confirman un pasado difícil y sacrificado de propios y extraños, y los testimonios escarbados sobre la explotación intensa del oro desde comienzos del siglo XX, dicen muchas cosas no del todo felices.

¿Qué más se puede pedir a un pueblo?

La riqueza que hoy posee Zaruma radica en lo arquitectónico de la época republicana, pero también en la tenacidad de los habitantes que aún mantienen costumbres tradicionales no precisamente con grandes fortunas económicas sino con el esfuerzo perseverante y la conciencia de que su tesoro está en el legado espiritual y artístico de sus ancestros. La Sultana de El Oro es tierra de intelectuales, poetas y escritores, de gente muy inteligente, pacífica, respetuosa y amante de su terruño, de trabajo sencillo y honorable. ¿Qué más se podría pedir a un pueblo si lo señalado es lo más importante?

Castellanos, sefarditas, chinos y cañaris

Semillas de castellanos, sefarditas, chinos y cañaris, se mezclan en un único crisol que se riega por la urbe y los campos aledaños forjando un mestizaje que ha dado como fruto una riqueza de sangre y de alma. A veces parece que el tiempo se ha detenido en esas tierras. Para revisar el enigmático pasado, en una banca del parque se concentran a menudo las personas, para conversar, comentar y hacer retrospectiva de los tiempos fugaces, de momentos de añoranza. En Zaruma circulan y son motivo de tertulia muchas tradiciones, por ejemplo, las comidas típicas, y seguramente de hispanos sefardíes, el encender velas antes de rezar y rezar junto a ellas, clavar una herradura en el umbral de la casa, o colocar una planta de sábila “para espantar a los duendes de la envidia y la maldad”. Y Por allí se ve un candelabro raro y misterioso, posiblemente judío, que se extravió de costumbres de grupos de antaño. ¿Se perdió una tradición religiosa en el transcurso del tiempo? ¿Muchos pobladores han olvidado de dónde proceden? ¿Y el caso del síndrome de Laron? ¿Y de dónde el buen talante de hombres y mujeres?

Todavía mucho por descubrirse

¡Ah Zaruma! Alabar a esta tierra de calidez y calidad es poco. El oro es historia, leyenda, riqueza, y a veces dolor, pero hay mucho más que queda por descubrirse y contar, desde los ya lejanos tiempos de la gran nación cañari, quizá mucho antes, decodificando los testimonios por allí regados; desde la conquista, con muchas historias y leyendas; de la república, con recuerdos tangibles hoy; hasta la actualidad, con los mejores placeres que prodigan contemplar a las gentes, a las mujeres, y tantos detalles hermosos…

De Zaruma al Azuay con amor

Pero lo más interesante es que las buenas costumbres, los afanes religiosos e inclusive el uso de ciertos términos de los zarumeños no han quedado encerrados en la pequeña ciudad de portales, casas pintorescas y calles quebradas y angostas, sino que en algunos casos se han proyectado hacia otros rincones de la patria, como a pueblos del Azuay. Desde la década de los 40 del siglo anterior en Cuenca y Girón los pioneros que llegaron a lomo de mula por razones de estudios, de trabajo, de amoríos, sembraron semillas de hábitos invalorables, de amor a Dios, de amor por la lectura, de respeto a los demás y de buen uso del idioma. Casos hay múltiples en la provincia referida y esto constituye la mejor herencia y el mejor aporte de un pueblo tan antiguo como su propia historia de siglos. El mejor ejemplo para la Patria Ecuatoriana, un pequeño cofre de joyas espirituales inolvidables.

César Pinos Espinoza

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