domingo, 3 de octubre de 2010

“En Inca se bañaba en la piscina de El Chorro”





En torno a este singular paraje de Girón se tejen una serie de leyendas y conjeturas, desde el relato ingenuo y lleno de fe que habla de que la imagen del Señor de Girón y sus feligreses se paseaban por la noche en esos parajes, hasta la idea de que tesoros brillantes fueron hallados en cuevas del sector, e incluso la presencia del Inca para refrescarse en los hondos rodeado de sus mujeres y guardia personal. Todo esto y mucho más aumenta el deseo de conocer el sitio hermoso, fresco y verde, hoy incluso mediante la promoción ágil y empeñosa que ha emprendido el Municipio de Girón.

Como muchos sabemos, el Chorro de Girón se encuentra a cinco kilómetros hacia el oeste de la cabecera cantonal, hasta llegar a una altitud de 2.590 m.s.n.m. en el sector previo a la última cascada, y más arriba, sobrepasando los 3 mil metros de altura.

Patricio, un joven experto

La verdad, no hemos llegado hasta el filo de la montaña, lo haremos en algún momento, pero en días soleados el paisaje invita a una aventura de ese tipo, que de acuerdo a Patricio Culcay, un joven experto en montañismo y conocedor de esa montaña, lleva al rededor de seis horas hasta coronar el filo al borde de la cascada y muy cerca de la laguna de Sombrereras, que alimenta a las caprichosas y límpidas chorreras.

Visité por primera vez el lugar, hasta la segunda cascada, aproximadamente hace 40 años. Decían todos en Girón que el lugar era un misterio. Entonces, no había más que chaquiñanes para llegar al pie, todo era montaña virgen y abundaban los osos, venados, zorros, chucurillos, el puma o león americano, colibríes, búhos, el quillillico, el brujillo “con saco negro y chompa roja”, algunas aves raras, musgos, helechos, orquídeas y todo un mundo maravilloso que poco a poco parece esfumarse. El peor depredador se ha encargado de eliminar tan preciosos tesoros de la creación y la agricultura prepara el golpe de gracia.

La batalla de El Chorro

Según Rodolfo Pérez Pimentel, a fines del siglo XIX, el 23 de Agosto de 1.895 en el Chorro de Girón “se produjo una batalla entre liberales y conservadores. La victoria fue completa para los liberales; el coronel Antonio Vega Muñoz se retiró en desorden. Los jefes vencedores Manuel Serrano y José Gabriel Ullauri fueron proclamados Generales en el propio campo de combate y ya sin ningún impedimento hicieron su ingreso a Cuenca el día 25 ante la consternación de los azuayos”. Por supuesto, a muchos de la sociedad cuencana de esa época, “curuchupa y clerical”, no les debió haber gustado el acontecimiento. El 5 de junio anterior se había producido el triunfo de la revolución liberal y con ello la conquista del poder total del Ecuador. Pero la guerra no se había ganado; proseguiría por largo tiempo.

“El diablo escondía tesoros”

Todo lo que hoy contemplamos desde Girón hasta el filo de la montaña en referencia, fue antaño de un solo dueño. Luego aparecieron dos o más propietarios que parcelaron ese gran territorio desde el suroeste del Portete hasta el comienzo de los calientes desde San Gerardo hacia el sur. En todo caso el rio Chorro, más abajo llamado río Girón, era el centro de todo, de la riqueza natural, del atractivo de los pobladores, de sus creencias religiosas y sus leyendas. Hoy emociona ver toda esa enorme y hermosa zona. Por allí han pasado personajes y gente común, algunos que encontraron riquezas y mantienen el secreto hasta la actualidad, cuando es lugar de cita de aventureros de todas partes, de curiosos y gente que reflexiona y estudia o halla descanso y placer y de quienes simplemente encuentran aquí el lugar ideal para conversar consigo mismos y con Dios.

El Chorro es un conjunto de cascadas majestuosas de agua límpida y fresca. Arriba en la segunda, impresiona el paisaje de bosque nativo, aunque también ya se ve pequeñas parcelas, todo en medio de una paz increíble, propicia para el auténtico descaso. Por esos lugares encontraron restos arqueológicos, a no dudarlo de grupos cañaris, y estamos seguros, no solamente vestigios de cerámica, sino algo mucho más valioso: objetos artísticos de oro, recuerdo invalorable de culturas antiguas. Hace años me contaron que más abajo había “antimonio” y que se daban “ruidos” porque “el diablo escondía tesoros”. Después me di cuenta que bien podía tratarse de objetos de oro que el diablo del ser humano guardaba y mediante cuentos evitaba que se acerquen los posibles interesados para consumar un atraco.

El Señor de las Aguas

El agua que desciende de El Chorro es un milagro de Dios, específicamente para el pueblo de Girón, y por ello está presente desde tiempos de leyenda el Señor de Girón, llamado también Señor de las Aguas, Aquél que hace poco cuando se dio una gran sequía en la región, fue llevado a Cuenca y de inmediato hizo que se abrieran las llaves del cielo. Por eso la gente cree mucho en El, no por ciertos pastores e historias que han llevado a pedir perdón por deslices imperdonables, sino porque la fe mueve montañas y el Señor hace prodigios; no queda duda alguna. “Otra vez le han sacado a Éste”, dijo un desafortunado ciudadano de Girón un domingo cuando comenzaba la procesión del medio día. Quedó ciego para siempre.

Cuidado de la contaminación y daño natural

El Negro Aguirre en su restaurant “La Loma” del sitio principal del Chorro trabaja ya cerca de 15 años empeñado en cuidar ese santuario natural y saca provecho del turismo que cada vez llega en mayor número. La caminería es algo plausible, el control, de felicitar, pero hace falta algo más, una inyección económica estatal para mejorar la presentación de todo ese hermoso conjunto verde, pero sin olvidar que ante una mayor afluencia de gente puede darse de seguro mayor contaminación y daño natural.

La soledad del bosque y sus lugares de acceso invitan a la paz y el sosiego. Por eso la familia Culcay, más abajo, hace lo suyo. En efecto, Margarita, Zoila, Romelio, Patricio y Mirian, de modo laborioso, atento y humilde, siempre están prestos para brindar la más exquisita comida “al paso”, esto es: cuyes, truchas, empanadas, mote pillo, chumales, queso, agua de frescos, paseo a caballo, productos orgánicos y por supuesto el tradicional “canelazo”. El joven Patricio es el especialista que conoce como la palma de la mano el cerro sagrado y con él se puede contactar para evitar problemas en el tránsito hacia las cascadas; es un buen alumno del Negro Aguirre y con ello se garantiza la seguridad para los que quieran hacer montaña. Ya se viene el “control tarifado” pero también, como es obvio, habrá mantenimiento permanente de la vía. Hasta tanto, si quieres reconfortar el ánimo y dar descanso al cuerpo, prueba suerte en El Chorro de Girón, por allí dicen que ronda el espíritu del Señor de las Aguas.

César Pinos Espinoza

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