lunes, 25 de octubre de 2010

Por los caminos de Tiwintza




Publicado por Diario El Mercurio, de Cuenca, Ecuador

No es fácil interpretar con precisión los hechos pasados de esta hermosa tierra que recorremos, tampoco el modo de ser de sus gentes, nativos, colonos, trabajadores y empresarios, que conviven en un ambiente de calor, naturaleza viva y sitios poco menos que paradisiacos, pero siquiera trataremos de entender, subjetivamente, a estos mundos de prometedor futuro, con momentos a veces tensos e impredecibles.

La Voz de Arutam prosigue en el aire

Pepe Luis Acacho, presidente de la Federación Interprovincial de Centros Shuar y director de Radio Arutam, nos aclara el panorama. La Radio sigue en el aire y cubre todo Morona Santiago, Pastaza y el norte del Perú durante las 24 horas del día, nueve horas con su lengua propia y programas educativos y políticos para 20 mil radioescuchas. “El Presidente no se deja querer”, asegura; permanecen firmes en la lucha desde las bases a pesar de las amenazas, según él, y en vista de que tradicionalmente han saqueado las riquezas naturales y no se ha dejado nada, un porcentaje importante del producto de las mismas debe quedar para ellos. No somos racistas, afirma, y en cuanto a la relación con los colonos y mestizos, “ellos no nacieron aquí, nosotros les hemos dado el calor humano y esperamos que respeten nuestra forma de pensar y nuestra cultura”. En cuanto a autonomía, no aspiran ni han pedido ser estado aparte.

Sí cometieron desafueros

Las versiones de Patricio Cárdenas, corresponsal de El Mercurio y El Universo en Morona Santiago y otras personas, señalan que sí se produjeron actos de vandalismo, especialmente cuando el asesinato de Bosco Wisuma - de acuerdo a las investigaciones forenses con proyectil que no partió de la fuerza pública - se amedrentó a la población y hubo intentos de saqueo, y por ahí casos de abuso contra determinadas personas. Hoy, según detectamos, existe una tensa calma y desconfianza mutua. Entonces, hace falta por parte del Estado, profundizar estudios sobre las culturas Shuar y Achuar e implementar un sistema educativo que a ellos les permita comprender las leyes que nos rigen a todos los ecuatorianos, pero sin soslayar sus formas sustanciales y ancestrales.

Tiene la palabra el Ministerio de Educación

“El rio Santiago nace en el Perú y es peruano”, dice un documento de ese origen que se difunde en la web. Nada más falso. Examinando varios documentos de ese tipo, denigran a nuestras Fuerzas Armadas y nos califican peyorativamente. Ante esto, hay tres posibilidades, o ignoran la verdad histórica, o tienen un sistema educativo que a propósito cambia las cosas, rompiendo con los cánones de hermandad y solidaridad de los pueblos, o a lo mejor, fallamos nosotros por no poner mayor atención al aspecto de comunicación y educación en las áreas fronterizas. Esto y mucho más se deduce al recorrer esas tierras ecuatorianas, las últimas que nos quedan al sur, todavía huérfanas de apoyo y refuerzo para que sus habitantes se sientan orgullosos de su patria y la defiendan, no con armas que matan, sino con armas que convencen: la cultura y la educación. No hay que olvidar que el que escribe la historia es el que ha vencido con la fuerza. Por eso bien viene esta cita de Eduardo Gil Bera, periodista de El País, Madrid: “Cuando los arqueólogos franceses descubrieron en 1902 la estela del Código de Hammurabi en las ruinas de Susa, vieron no sólo que había sido llevada hasta allá por los conquistadores de Babilonia, sino que secciones enteras de los casi trescientos párrafos habían sido raspadas para ser sustituidas por una nueva inscripción de los vencedores”.

Santiago de Tiwintza muestra retraso

De Sucúa partimos por la vía Méndez- Morona. Hace dos décadas se concluyó esa obra no asfaltada pero excelente, según Ángel Paredes, un taxista del lugar. No se sabe qué pasó pero la vía fue abandonada. Hoy para una extensión total de 150 kilómetros vemos un enorme equipo caminero y un gran número de trabajadores apurados en la construcción que debe concluir en diciembre próximo. Algo improbable. En Santiago de Tiwintza nos detenemos. Han sido 5 horas de viaje y polvo. Es un pueblo con historia por los acontecimientos de 1995. El famoso “Kilómetro cuadrado” queda “por ahí cerca”, dicen, pero llegar a ese sitio llevaría un día caminando; las picas sólo son conocidas por indígenas shuar y uno que otro soldado o colono; en realidad está muy lejos para el ciudadano común y corriente. En cambio, el estado actual luego de seis años de fundación se ve allí y no es nada alentador. Una larga calle con el paso de volquetas, camiones y un único vehículo Vitara que hace de taxi convierten a cada momento el lugar en una nube de polvo. Para alojarse hay dos hostales baratos y de pocas camas, dos modestos restaurantes y una visible desorganización urbana junto a un destacamento militar. Es que Santiago de Tiwintza merece más, pero creo que no hay quién lo saque adelante. Al Alcalde del lugar no le dejan ingresar, lo acusan de mal manejo de fondos e incapacidad. Entonces, con esto último se complementa el cuadro de un futuro incierto y de una utópica frontera viva.

Cuentan algunas anécdotas

La delincuencia campea en Tiwintza, según Carlos Zavala, un ex militar radicado en el pueblo, al tiempo que relata un mito shuar de los muchos que circulan, mientras Patricio cuenta el caso de un helicóptero peruano que hace poco llegó y pasó como Pedro por su casa, tomándoles el pelo a militares y civiles. A la madrugada del miércoles un militar ebrio llama a su Anita frente al recinto militar “Semillero de valientes”, en medio de las tinieblas. Allí la luz es deficiente pero están repartiendo 698 líneas telefónicas provenientes del Estado, dice el técnico Kléber Palomeque. Taylor Rodríguez de la oficina de Turismo del Municipio informa que existen varios lugares turísticos: cuevas, ríos, cascadas, bosque primario, la unión del Yaupi con el Santiago, etc. pero que las comunidades tienen su propio “Plan de Vida”. Entonces, por parte del Ministerio de Turismo, todo es “sólo amenaza”. Juan Martínez, un ex sargento del ejército junto al puente del río Santiago cuenta que en la televisión dijeron que él transportaba cartuchos para armar a los nativos, pero que en realidad él sólo portaba unas pocas municiones para caza y pesca; más bien vio oportunidad de destacar que en la guerra del 95 fue líder e hizo lo que un soldado lleno de “parches” (insignias en el uniforme por cursos de fuerzas especiales) no pudo hacerlo. Y nuestro recorrido prosigue, porque nos atraen esos hermosos rincones. Partimos hacia Yaupi, Puerto Morona y San José de Morona. Ya les contaremos todos los gajes del oficio.

César Pinos Espinoza

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