sábado, 2 de octubre de 2010

Luz y Guía, paraíso de aguas termales



Contados azuayos la conocen. Casi perdida en el bosque tropical y algo frecuentada por turistas de lugares cercanos como Naranjal, Ponce Enríquez, Balao Chico y recintos adyacentes, existe una zona con puntos dotados de aguas termales y entorno natural incomparable. Lo que los gobiernos seccionales no les ha dado por décadas, la naturaleza les ha entregado con mano generosa. El ingreso es por Balao Chico, un lugar de la ruta Machala-Puerto Inca. En 45 minutos por una carretera de pésimas condiciones se llega a Luz y Guía, recinto costanero de la parroquia Molleturo, cantón Cuenca. El pueblo muestra un retraso evidente. Los habitantes se quejan por la falta de atención en todo. Por esa razón, cada uno trabaja de acuerdo a sus iniciativas y vive “porque Dios es grande”.

Tierra pródiga y verde

La naturaleza es pródiga, la tierra produce cacao en abundancia, las naranjas casi no hay quien las chupe y los ríos Jagua y Frío, todavía llevan agua limpia. Esas razones, más las termas de agua caliente, son suficientes para un fin de semana alegre y amistoso de las familias y gentes que habitan en la zona. Manuel Peralta, de 80 años, está desde temprano en una esquina del caserío, sentado y viendo a la gente pasar. Dice que nació en Caña Quemada, del cantón Pasaje, que fue soldado de caballería y que ha estado por diversos lugares de la frontera, como Rancho Chico, Palmales, Quebrada Seca y otros que nos recuerdan los graves choques fronterizos de 1941, cuando generosos soldados ofrendaron su vida en defensa de la heredad territorial. Ellos se sacrificaron, y nuestros políticos hoy, ni siquiera se acuerdan de su ejemplo y más bien buscan llevar el agua para su propio molino. Don Manuel está en Luz y Guía desde hace 50 años. Ahora sólo se limita a recordar los tiempos idos y a saludar cada mañana con sus amigos que pasan: el lechero, el pescadero y uno que otro muchacho que se acerca a preguntarle algo.

Aguas calientes y curativas

José Alberto Machicela espera un bus que le lleve a Naranjal para hacer alguna compra, y como todos a esa hora, comenta sobre el último incidente: un chofer del bus que llegó la noche anterior, se puso a beber, luego se estrelló con el vehículo por allí y los dos únicos policías de la plaza le metieron preso. El lugar también es conocido como Zhagal (del quichua “pedregal”), fue una antigua hacienda llamada así y al parecer era de doña Hortensia Mata. De ahí las parcelaciones y aparición de cooperativas. Luego, en compañía del licenciado Luis Saquinaula, gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito “Ahorrista Solidario”, de San Gabriel de Chaucha y cinco jóvenes más, emprendemos el viaje hacia el sector de “Aguas Calientes”. En 20 minutos llegamos. La carretera ya podemos imaginar, si la principal es pésima, este ramal es camino de cabras, pero como alguien dijo, mejor es eso, pues con una buena vía hacia la montaña, aumentaría la tala de árboles y la depredación de las especies animales que aún habitan.

Paraíso con piscinas naturales

En Aguas Calientes hay dos piscinas naturales, la una de unos 30 metros de largo por 5 de ancho; la otra es casi cuadrada, de 20 por 20 y una profundidad de 30 centímetros, pero lo admirable es la temperatura de las aguas, su pureza y transparencia, que dejan ver el fondo con arena blanca que cosquillea los pies. Un chorro algo grueso despide el líquido caliente por un extremo y casi al centro del estanque se ve burbujas que evidencian de modo casi imperceptible la penetración del agua, no se sabe desde dónde. El marco de vegetación tropical es hermoso, las aves cantan y un tenue calorcito da una sensación de paraíso como para abandonarse horas de horas. Nadie allí sabe nada, pero da la impresión de que el sitio fue conocido desde hace mucho tiempo por nativos indígenas y que fue lugar de recreo en épocas pasadas. Por allí cerquita pasa un arroyo muy manso con aguas tibias de escaso fondo y arenas igualmente blancas.

Presencia de la etnia shuar

Y retornamos. En la ruta Luz y Guía- Balao Chico nos detenemos para ingresar en otro lugar. Le llaman Parque Turístico Shuar. El ramal, como es de suponer, es de pésimas condiciones, sólo para 4 x 4. Marcia es una mujer indígena shuar pero tiene el apellido italiano Lequi, nos recibe muy atenta y cordial; a pesar de su apariencia todavía joven dice que tiene hasta nietos; no tenemos televisor, declara y se ríe; dice que el apellido propio de su padre era Wajai, pero que de pronto decidió inscribirse en el Registro con el apellido italiano. Hoy en el lugar existen 17 familias y un total de 75 personas. Los apellidos más frecuentes son Kitiar y Ankuash. El lugar turístico tiene 5 años pero sus antepasados llegaron hace mucho tiempo desde la amazonía ecuatoriana. Hoy tienen 470 hectáreas bajo su control, cuidado y responsabilidad, una parte es reserva ecológica; unas 50 hectáreas de más abajo son para cultivar. Arriba todavía viven, el puma o león americano, el jabalí, el armadillo, el oso y seguramente muchas especies más. Por allí vemos unas hormigas arrieras que trasladan en larga columna pedazos de hojas: “acumulan comida para el invierno, porque el agua no les dejará trabajar”, explica Marcia. El ambiente es caluroso, a veces hasta de 40 grados de temperatura, igual que el agua.

Para limpiar el cuerpo y el alma

Más allá encontramos al esposo Alex Vásquez (47), con su acento costeño, ágil y vivaz, nos comenta sobre los turistas, el tratamiento de barro y plantas medicinales que realiza y sobre el valor medicinal de la ayaguazca, tenida como droga por algunos, pero que según él, es un milagro de la naturaleza que limpia el cuerpo…y ojalá el alma. En pocos minutos nos da una charla sobre su trabajo y los elementos que utiliza; toma una concha spondylus, la toca, dice que sirve para convocar pero también para limpiar de malos espíritus el local, muestra frascos con brebajes, el lodo medicinal en frascos, me regala uno, habla de la piscina para el baño corporal con lodo, en fin. Todo para entender que para largo tendrá trabajo y clientes. Afuera mientras tanto, la gente sigue llegando, disfrutan del agua milagrosa y según dijo uno de los visitantes, a la vista costeño: “de aquí salgo nuevito y listo para camellar”. ¿Qué habrá querido decir?

César Pinos Espinoza

17 comentarios:

  1. hola atodos mi peticion es que si alguna persona podria poner fotos de LUZ Y GUIA. me encantaria mirarlas porq ya llebo 8 anos en estados unidos -.att.. bolivar Pacheco

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  2. les queria aser saber . tanbien que pueden visitar un hermoso restaurantan y panaderia RITACCO BROS. en luz guia

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  3. ES UN HERMOSO LUGAR TURISTICO, LAMENTABLEMENTE POCAS PERSONAS LO CONOCEN DEBIDO A LA POCA IMPORTANCIA QUE LAS AUTORIDADES LE BRINDAN A ESTE SITIO. DEBERIAN PONER CARTA EN EL ASUNTO PARA FOMENTAR MAS EL TURISMO EN ESTE PARADISIACO LUGAR YA QUE ES BENDECIDO POR DIOS POR LA NATURALEZA DE SUS VERTIENTES DE AGUAS TERMALES.

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  4. Hola se puede visitar el lugar en estos a pesar de las intensas lluvias???

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  5. Un mapa sería muy útil. Como llegamos???

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  6. los caminos han mejorado si necesitan mas información 0987081710

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  7. Hoy aguas calientes de Luz y Guia es muy diferente las carreteras son mejores y el valniareo es muy hermoso

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  8. Pueden cambiar es fondo, son muy fuertes los colores, no permiten leer con total atención.

    saludos

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  9. Hola por favor incluyan un mapa

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  10. Yo era un niño de apenas ocho años, y recuerdo que en el río Jaguar (San Pablo) se pescaba con anzuelo y era muy muy hermoso y grande, un río impresionante cuyo zumbido y ruido se podía escuchar hasta por más de tres kilómetros, habían lugares muy hondos, y las viejas montañeras azules y coloradas eran grandes, muy grandes, se podía pescar mucho y coger camarones, y beber esa agua cristalina... las bandadas de loros y pericos y tucanes (más conocidos como diostede por su canto triste que parece decir esa palabra "diostede te de tede") acompañaban el final de las tardes. Los altos árboles y las partes boscosas eran bellas y únicas... Para llegar a las aguas termales de Luz y Guía, había que caminar por un sendero subiendo el río Jaguar, bordear el río muchas veces, habían caminos lodosos y la forma más común de llegar era en lomo de caballo o a pie, aventurarse era todo un reto, pero tan emocionante, una vez en las aguas termales se podía apreciar los bosques y las piedras gigantes y las cuevas de la parte de atrás de los pozos de agua caliente, hacia atrás todo era bosque, pocos habitantes en aquellos años (1989-1995) aproximadamente. Antes de llegar debíamos cruzar el río frió, el que queda antes de los pozos, a unos 100 metros aproximadamente... y por creencias de nuestros abuelos y mayores debíamos bañarnos primero en el agua fría... tengo mucho más que contar, pero estos recuerdos me ponen triste, pues en nombre del "progreso" todo eso fue desapareciendo... espero volver esta semana por allí, reencontrarme un poco...Atentamente Luis Eduardo Reyes Púa.

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  11. Me encantaria conocer el lugar y poder disfrutar de la naturaleza 😊

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